Los Reyes Magos

Como hoy se celebra alrededor del mundo el “Día de Reyes”, me parece ideal que hablemos hoy de estos curiosos personajes.  La Biblia se refiere al pasaje de los “magos” (o «sabios») únicamente en el evangelio de Mateo:

“Jesús nació en un pueblo de Judea llamado Belén, durante el reinado de Herodes. Llegaron a Jerusalén varios sabios del oriente, y preguntaron: ¿Dónde está el recién nacido rey de los judíos?  Vimos su estrella en el lejano oriente y venimos a adorarlo.”  (Mateo 2:1-2)

Estos versículos cuentan que los “magos” vinieron “del oriente a Jerusalén”.  La tierra al este de Jerusalén en ese momento era el Imperio Parto, era el área que previamente había sido el reino de Babilonia.  El Imperio Parto rivalizaba con Roma, e Israel sirvió como estado amortiguador entre los dos imperios contendientes.

Para empezar, la palabra que nuestras Biblias traducen como “hombres sabios” proviene del griego “mágos” (que significa hechicero, científico, o simplemente un hombre sabio).  La Biblia habla de los “magos” desde los días del profeta Daniel, este había sido llevado a Babilonia alrededor del año 600 a.C. en el primer asedio de Jerusalén por parte de Nabucodonosor, y fue nombrado para gobernar sobre todos los «sabios” de reino babilónico.

“Entonces el rey le dio a Daniel un alto rango y muchos regalos costosos y lo nombró gobernador de toda la provincia de Babilonia, además de jefe sobre todos sus sabios del reino.(Daniel 2:48)

Cuando los medos y los persas conquistaron Babilonia, establecieron un sacerdocio hereditario de hombres cultos, bien educados, preparados en ciencia y literatura (Daniel 1:4), a los que se les conocía como “magos”, de ahí el término utilizado.  Así como Nabucodonosor había hecho a Daniel el gobernante sobre todos los sabios de Babilonia, así también cuando el rey Darío el Grande de Medo Persia reinó, nombró a Daniel (al cual lo habían renombrado «Beltsasar») para ser el jefe de los magos.

“¡Oh Beltsasar, jefe de los magos y demás sabios!, le dije, yo sé que el espíritu de los dioses santos está en ti y que ningún misterio es demasiado grande para que tú no lo puedas resolver.  Dime lo que mi sueño significa.”  (Daniel 4:9)

Debido a que los magos podían interpretar los sueños (o al menos eso se creía), el rey Darío declaró que estos eran una casta sacerdotal, que permaneció durante el Imperio Griego y se volvió muy influyente después de la muerte de Alejandro Magno cuando el imperio se dividió en tres grandes reinos, los Imperios Seléucida, Parto y Sasánida.  El Imperio Parto, que se extendía desde el extremo norte del Éufrates (ahora Turquía) hasta el este de Irán, compitió con Roma durante la época de Herodes, y ocupó gran parte de lo que conocemos como Palestina.

Durante este tiempo, los “sabios” tenían una doble autoridad: sacerdotal y gubernamental.  Algunos los han llamado “hacedores de reyes” porque tenían poder para dar gobierno y autoridad.  De este sacerdocio hereditario salieron los “Reyes Magos” del relato de Mateo, que siguieron una estrella en busca del niño que nació para convertirse en “Rey de los judíos”.

Así, ya podemos irnos dando una idea de quienes eran estos personajes, con razón que cuando entraron en Jerusalén y consultaron a Herodes, éste «se turbó» (forma políticamente correcta de decirlo, aunque yo personalmente creo ¡que casi le da un infarto!). Estos hombres sabios no eran tres ancianitos (llamados Gaspar, Melchor y Baltasar, jajaja) montados en unos raquíticos camellos, ¡esas son puras tradiciones de hombres para vender tarjetas navideñas! Imaginémonos más bien que lo que entró a Jerusalén (sin previo aviso) fue probablemente una formidable legión militar de cultos hombres lujosamente vestidos y montados en finísimos caballos, ¡con razón hubo conmoción en toda la ciudad!

Al oír esto, el rey Herodes y la ciudad entera se turbaron.  Inmediatamente Herodes convocó a todos los jefes de los sacerdotes y a los maestros religiosos del pueblo judío.“  (Mateo 2:3)

Recordemos que a su llegada a Jerusalén estos “magos” le preguntaron directamente a Herodes que “dónde estaba el recién nacido Rey de los judíos”.  De nuevo, imaginémonos la escena: él se consideraba rey de los judíos; y sabía que en su casa no había nacido ningún heredero de este título, pero los visitantes le dijeron que habían “visto su estrella en el oriente” y habían “venido a adorarlo”. ¡Digno de una comedia!

Curiosamente, ni Herodes ni sus consejeros aparentemente se habían percatado de la «estrella», razón por la cual el rey tuvo que preguntar a los magos cuándo apareció por primera vez.  A lo largo de la historia, ha habido numerosos intentos de explicar la estrella de Belén, varias teorías sostienen que era una extraordinaria alineación de estrellas y/o planetas que indicaba que había nacido un gran gobernante.  Otra teoría es ciertamente posible: la estrella podría haber sido simplemente un fenómeno sobrenatural que no puede explicarse de forma natural.  

Quizás la explicación más razonable es que la estrella era la “shekhinah” (¡la gloria de la presencia de Dios!) que también se le apareció a Moisés en la zarza ardiente y condujo a los israelitas por el desierto, que brilló en forma de estrella sobre el lugar en el que se encontraba Emanuel (“Dios con nosotros”).  Por cierto, para terminar de acabar con las tradiciones humanas, la llegada de los “magos” fue meses después del nacimiento de Jesús, por lo que NO llegaron al “pesebre”, sino a la casa donde estaba el niño (ver entrada https://ofertaportiempolimitadoorg.wordpress.com/2022/12/27/sera-que-jesus-nacio-en-la-torre-de-edar/).  ¡Otra estampa navideña arruinada! jajaja

Entonces entraron en la casa, y al ver al niño con María, su madre, se postraron ante él para adorarlo.  Luego abrieron sus alforjas y le ofrecieron como tributo oro, incienso y mirra.” (Mateo 2:11)

Volviendo a la historia, Herodes no sólo estaba preocupado, ¡también se sintió amenazado!  Roma lo había nombrado rey de los judíos y lo envió a gobernar en Jerusalén y tener autoridad sobre el pueblo judío, si venía otro rey amenazaría su gobierno.  Se evidencia que Herodes tomó en serio el reclamo a través de sus acciones, llamó a los principales sacerdotes y a los escribas y les exigió que le dijeran dónde nacería el Mesías.  Curiosamente, esto revela que Herodes esperaba que las Escrituras judías pudieran responder a su pregunta, tal vez porque sabía de profecías que ya se habían cumplido.  Los sacerdotes y escribas le dieron inmediatamente la respuesta a Herodes:

“Mandó el rey llamar a todos los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, y les preguntó dónde había de nacer el Mesías.  Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así lo escribió el profeta: “En cuanto a ti, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre las principales ciudades de esa tierra; porque de ti saldrá un gobernante que guiará a mi pueblo Israel.”  (Mateo 2:4-6)

Herodes no iba a permitir una conspiración en su contra, debía asegurar su posición y autoridad a como fuera lugar, al punto de afirmarle a los ilustres visitantes que él también tenía el deseo de ir a adorar al nuevo Rey.

“Entonces Herodes llamó en secreto a los sabios, y se informó por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella.  Luego los mandó a Belén, y les dijo: Vayan allá, y averigüen todo lo que puedan acerca de ese niño; y cuando lo encuentren, avísenme, para que yo también vaya a rendirle homenaje.  (Mateo 2:7-8)

Según los registros históricos, Herodes era un déspota megalómano y un hombre de violencia.  Constantemente paranoico y desconfiado de los complots, ordenó la ejecución de su esposa, uno de sus hermanos y tres de sus hijos.  Cuando los “magos” no regresaron, Herodes decidió eliminar cualquier posible amenaza a su gobierno y simplemente ordenó matar a todos los niños menores de dos años.  Por supuesto que antes que sucediera eso, Dios protegió al Mesías ordenándole a José que huyera a Egipto, cumpliendo así las profecías.

“Después, advertidos en sueños de que no debían volver a donde estaba Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.  Cuando ya los sabios se habían ido, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José, y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto.  Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.» José se levantó, tomó al niño y a su madre, y salió con ellos de noche camino de Egipto, donde estuvieron hasta que murió Herodes.  Esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi Hijo”  (Mateo 2:12-14)

“Al darse cuenta Herodes de que aquellos sabios lo habían engañado, se llenó de ira y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo que vivían en Belén y sus alrededores, de acuerdo con el tiempo que le habían dicho los sabios.  Así se cumplió lo escrito por el profeta Jeremías: «Se oyó una voz en Ramá, llantos y grandes lamentos.  Era Raquel, que lloraba por sus hijos y no quería ser consolada porque ya estaban muertos.»” (Mateo 2:16-18)

¿Y los regalos?

Los tesoros que trajeron los «sabios» fueron de gran valor e importancia profética, el oro, el incienso y la mirra eran regalos aptos para de un rey, que era exactamente lo que esperaban encontrar.  El oro era un símbolo de la deidad de Cristo como Rey, el incienso representaba Su pureza como Sacerdote de Dios, y la mirra sugería tanto Su obra como Profeta y Su muerte.  Como era de esperarse, desde su nacimiento TODO estaba perfectamente preparado y sincronizado, Jesús vino como Rey de Israel (Mesías), Sacerdote de Dios (para expiar los pecados del hombre) y Profeta de Dios (hablando las palabras de Dios).

(Tomado de https://reasonsforhopejesus.com/who-were-the-three-wise-men/ y https://reasonsforhopejesus.com/significance-of-the-three-kings-gifts/)