El problema del dinero

Aunque ya de por sí es un tema delicado (debido a nuestra mente carnal), todo lo relacionado con el dinero se ha convertido en un campo minado, sobre todo porque el hombre ha tergiversado horrorosamente la Palabra de Dios al respecto, y la ha radicalizado hasta caer en dos posiciones opuestas e irreconciliables:

  •  En una esquina tenemos el “evangelio de la pobreza”, la torcida creencia que promueven algunas religiones que Dios quiere que Sus hijos sean pobres y pasen necesidades en el mundo, y que la pobreza santifica, edifica y purifica la fe.  Para ello, sacan de contexto algunos versículos bíblicos, que (dependiendo de cómo se presenten y la ignorancia de quien recibe el mensaje) podrían presentarse para entenderse de esa forma.
  • En la otra esquina tenemos el “evangelio de la prosperidad”, la también torcida creencia que lo que Dios quiere para Sus hijos es éxito, felicidad y prosperidad económica, y que si no la estamos recibiendo es porque no estamos “bien” con Dios, o peor aún, que no somos parte de Su “iglesia” (y por ende no somos salvos).  Esta doctrina la promueven algunos lobos vestidos con piel de oveja, que tristemente se hacen llamar “pastores” y sacan de contexto algunos versículos bíblicos, que (dependiendo de cómo se presenten y la ignorancia de quien recibe el mensaje) podrían presentarse para entenderse de esa forma.

¿Vemos el embrollo?  Entonces, ¿cómo debemos entender el tema del dinero?  ¿qué dice realmente la Palabra de Dios al respecto? Dichosamente la Biblia tiene mucho que decir sobre el dinero, lo cual no es sorprendente dado la importancia (que Dios sabe que le damos) en la sociedad moderna.  Algunas de las cosas que dice la Biblia sobre el dinero son bien conocidas, mientras que otros aspectos de su enseñanza permanecen relativamente oscuros.

EL DINERO NO ES MALO EN SÍ MISMO

A veces pensamos que la Biblia dice que “el dinero es la raíz de todos los males”, pero eso NO es lo que dice la Biblia:

“Los que quieren enriquecerse caen en la trampa de la tentación, y en muchas codicias necias y nocivas, que hunden a los hombres en la destrucción y la perdición; porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual algunos, por codiciarlo, se extraviaron de la fe y acabaron por experimentar muchos dolores.”  (1 Timoteo 6:9-10)

El problema con el dinero realmente tiene que ver con NOSOTROS, el dinero no es ni bueno ni malo en sí, sino que depende del “amor” que le damos.  De hecho, normalmente en la Biblia las riquezas son tratadas como algo bueno que Dios nos da (que las personas pecadoras tienden a valorar incorrectamente y perseguir indiscriminadamente), y que cuando es recibido en la dimensión correcta, debe entenderse como una bendición y no como una maldición.  Esta perspectiva la podemos ver al final del Libro de Job, cuando después de sufrir una serie de tragedias que pusieron a prueba su fe, Job ve su fortuna restaurada y aumentada por la bendición de Dios:

Después de que Job rogó por sus amigos, el Señor sanó también la aflicción de Job y aumentó al doble todo lo que Job había tenido.  Después de haber pasado por tan terrible calamidad que el Señor le envió, Job recibió la visita de todos sus hermanos y hermanas, y de sus amigos y conocidos de antes, y juntos disfrutaron de una gran comida en su casa.  Ellos le dieron sus condolencias y lo consolaron por la familia que había perdido, y cada uno de ellos le regaló una moneda de plata y un anillo de oro.  Y el Señor bendijo a Job con mayores riquezas que las que tuvo al principio, pues llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, y además tuvo siete hijos y tres hijas.” (Job 42:10-13)

Curiosamente a muchos predicadores modernos se les olvida este final, casi que pareciera que quisieran que el final fuera: “Job murió pobre y enfermo, pero aprendió a contentarse sólo con Dios”.  Pero no es así como finaliza la historia, sino que Dios sanó a Job y le dio el DOBLE de todo lo que tenía antes. ¿Por qué Dios haría eso?  Porque como dijimos, el dinero no es una maldición ni una bendición “per se”, sino que depende del propósito, pero también del lugar que ocupe en nuestro corazón (cosa que por supuesto Dios conoce).

SI LO DEJAMOS, SE PUEDE CONVERTIR EN NUESTO AMO («SEÑOR»)

En el Sermón del Monte Jesús dijo:

“La lámpara del cuerpo es el ojo.  Así que, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz.  Pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará en tinieblas.  De modo que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande es esa oscuridad! Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas.(Mateo 6:22-24)

Con estas metáforas paralelas, Jesús parece estar diciendo que si permitimos que el dinero (¡o cualquier otra cosa!) se convierta en un foco rival y una lealtad, nuestras vidas se llenarán de conflicto y sombra.  Simplemente no puedes servir a Dios y al dinero, y aunque nos parece extrañísimo, Jesús extendió este concepto a otras áreas, por ejemplo la familia:

“Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas y aun su propia vida, no puede ser mi discípulo.”  (Lucas 14:26)

El verbo “aborrecer” que aparece en ambos pasajes no necesariamente significa “odiar”, sino que se usa aquí para enfatizar una elección binaria (ejemplo: “a Jacob amé, pero a Esaú aborrecí”), de hecho todo lo relativo al Plan de Dios para el hombre está establecido de forma binaria (ver entrada https://ofertaportiempolimitadoorg.wordpress.com/2022/11/21/el-plan-binario-de-dios-para-el-hombre/): sólo podemos tener una prioridad principal, así como sólo puede tener una lealtad suprema en la vida.

Si tratas de mantener lealtades divididas, eventualmente tendrás que amar a una y odiar a la otra, ESE es el fundamento bíblico y así es como funciona la vida.  No puedes servir a Dios y al dinero más de lo que puedes servir a Dios y a la esposa, a Dios y al esposo o a Dios y a los hijos.  Jesús aconseja a sus discípulos que mediten bien lo que ponen en el centro, esa es la razón por la cual les dijo que el dinero debe ser rechazado como un rival potencial de Dios.

CONLLEVA A UNA GRAN RESPONSABILIDAD

Hay una oración maravillosa en Proverbios que dice así:

“Dos cosas te he pedido; no me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí, y no me des pobreza ni riqueza.  Solo dame mi pan cotidiano; no sea que me sacie y te niegue o diga: “¿Quién es el SEÑOR?”.  No sea que me empobrezca y robe, y profane el nombre de mi Dios.”  (Proverbios 30:7-9)

Esto es bastante similar a la cuarta petición en el Padrenuestro:

“El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.(Mateo 6:11)

El sentido de estas oraciones NO es llevarnos a vivir en escasez, sino más vivir en DEPENDENCIA DE DIOS y así evitar que nos desviemos. Es por eso que tener mucha riqueza conlleva el riesgo de creernos autosuficientes, ese es el sentido de otro comentario de Jesús a sus discípulos (NO de satanizar el hecho de tener dinero):

“He aquí vino uno a él y le dijo: Maestro, ¿qué cosa buena haré para tener la vida eterna?  Él le dijo: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Hay uno solo que es bueno.  Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Jesús respondió: No cometerás homicidio, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto he guardado. ¿Qué más me falta?

Le dijo Jesús: Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes y dalo a los pobres; y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Pero cuando el joven oyó la palabra se fue triste porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: De cierto les digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.  Otra vez les digo que le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.”  (Mateo 19:16-24)

Los ricos se sienten tentados a pensar que no necesitan a Dios y a confiar en sí mismos, en lugar de poner su confianza en la Gracia y la Misericordia de Dios.  Ojo que esto no tiene NADA que ver con el “evangelio de la pobreza”, sino del peligro real de “aborrecer” a Dios, lo sé de primera mano ya que yo también (al igual que el apóstol Pablo), “sé lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es vivir en la abundancia” (Filipenses 4:12).  Cuando estamos “arriba” es poco probable que veamos y entendamos nuestra necesidad de la obra salvadora de Jesucristo, de ahí la enorme responsabilidad que tienen los que viven en abundancia de bienes.  Y sino, Dios nos ama tanto, que a veces nos “jala el mecate” para amorosamente recordarnos el tema (tema para otro día)… 😉

SE PUEDE USAR PARA “INVERTIR” EN LA ETERNIDAD

Yo sé que este punto suena medio extraño, pero en el pasaje del joven rico podríamos ver el concepto, y luego Jesús mismo una vez contó una historia acerca de un gerente deshonesto e incompetente, que sabiendo que estaba a punto de ser despedido, usó los bienes de su amo para ganarse el favor de algunos de sus clientes adinerados, pensando que lo cuidarían cuando estuviera desempleado, ¡y Jesús lo recomienda como un ejemplo a seguir!

“Y el señor elogió al mayordomo injusto porque actuó sagazmente, pues los hijos de este mundo son en su generación más sagaces que los hijos de luz.  Y yo les digo: Con las riquezas injustas gánense amigos para que, cuando estas lleguen a faltar, ellos les reciban en las moradas eternas.”  (Lucas 16:8-9)

El Señor básicamente hace aquí una aplicación muy simple: “usa cualquier dinero que tengas a tu disposición para abrirte puertas en la eternidad”, ¡de hecho en otro pasaje dice que podemos “convertir” la riqueza terrenal en celestial!

“No acumulen para ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corrompen, y donde los ladrones se meten y roban.  Más bien, acumulen para ustedes tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen, y donde los ladrones no se meten ni roban. Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón.”  (Mateo 6:19-21)

¿Vieron eso?  Los cristianos que tienen riquezas y que las ponen al servicio de Dios, serán recompensados en el cielo (ver entrada https://ofertaportiempolimitadoorg.wordpress.com/2023/02/28/tesoros-en-el-cielo/).  Esto no es un concepto revolucionario, lo podemos ver tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento:

“El que da al pobre presta al SEÑOR, y él le dará su recompensa.”  (Proverbios 19:17)

“Cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente porque es mi discípulo, de cierto les digo que jamás perderá su recompensa. (Mateo 10:42)

En conclusión, no es pecado tener dinero (¡ni ser pobre es una bendición!), nuestra salvación NO depende de acumularlo o regalarlo, esa sólo depende de la obra de Cristo en la cruz (ver entrada https://ofertaportiempolimitadoorg.wordpress.com/2023/02/06/salvacion-por-gracia-solamente/ ).  Nada más debemos entender el propósito por el cual Dios creó el dinero, el riesgo que conlleva y el lugar que debemos darle.

El dinero es una buena herramienta y un mal dios, así que usémoslo como tal: para cuidar a nuestra familia, para apoyar al “Cuerpo de Cristo” (la iglesia), para ayudar al prójimo, para construir empresas que benefician los países, etc., ¡pero SIEMPRE con la mirada puesta en la eternidad!

“Pero Jesús le dijo: Ninguno que ha puesto su mano en el arado y sigue mirando atrás es apto para el reino de Dios.”  (Lucas 9:62)

(Basado en parte en https://ca.thegospelcoalition.org/columns/ad-fontes/5-surprising-things-that-the-bible-says-about-money/)

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